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Protagonistas invisibles

Hace unos días he terminado el que creo que es el último libro de Santiago Lorenzo. Conocí a este escritor hace unos años a través de Los Asquerosos y según he ido viendo creo que ese ha sido su mayor éxito de ventas. Basándome principalmente en mi círculo de amistades y otros inputs de internet, he visto como el libro ha llegado a bastante gente. Aquel libro me encantó. Su prosa macarra, descarada pero bien cuidada hace la lectura una delicia y por momentos te llegas a descojonar vivo de lo que estás leyendo. Un auténtico chute de buen rollo y alegría escrito de forma muy inteligente y cuidada. Después de aquel me leí Los millones y aunque también me gustó bajaba el nivel ligeramente. Puede ser también que el efecto sorpresa cuando llegas a este escritor ya no estaba ahí. Tras unos años sin saber nada de el este verano llegué a Tostonazo. Con menos de 200 páginas se lee en dos tardes y, por desgracia para mi, tampoco le llega al hombro a Los Asquerosos.

De cualquier forma me he puesto a pensar en los protagonistas de estos libros. Tienen todos un patrón muy común. Puedes llegar a pensar que incluso son el mismo, salvando edades y épocas. Y eso, aunque parezca malo me gusta. Un patrón claro que forma parte del mensaje que creo que nos traslada el escritor. Son protagonistas antihéroes. Pero no en el plano opuesto al héroe sino todavía peor. No son guapos ni feos, ni ricos ni pobres de solemnidad, ... no son muy nada. Son chavales totalmente invisibles para la sociedad aunque todos comparten una empatía hacia el resto que les hace, como decirlo, muy abrazables. Todos comparten un déficit de relaciones sociales que les ha conducido a juventudes mas bien solitarias, aunque tampoco mucho que no olvidemos que los pobres por no ser no son «muy nada». Son ese chaval callado y formal que estaba en tu clase del instituto, sosillo pero no raro. No recibía mucha atención por parte de nadie pero tampoco era un marginado. Por no ser no era ni el abusado de la clase. Ahora a este tipo de gente creo que se les llama NPC o algo así. Pues creo que es el adjetivo que mejor les describe, un simple «personaje no jugador» que forma parte del decorado sin alterar nada. Chicos que no saben lo que es destacar en ningún campo. Ni generan afectuosidad pero tampoco rechazo. Pero todo ello en su capa externa. Pues aunque nadie se ha dado el tiempo y ha tenido las ganas de profundizar en seres tan grises, tras esa primera impresión encuentras a gente valiosa, con sensibilidad y de la que aprender. Todos sabemos de que tipo hablamos. Incluso igual hemos sido uno de ellos, en algún momento de nuestra vida pasada. Así es el personaje tanto de este libro como de los anteriores. Gente por la que no hubieras dado un duro en el instituto o en el barrio, pero que sin embargo, una serie de carambolas del destino les ponen delante dos o tres pequeñas oportunidades, que les permiten redirigir sus vidas. De forma sencilla, sin estridencias, sin alegatos a grandes consumismos porque de austeridad van bien cargados los personajes del autor. Y por eso se saborean mejor. Gente que a la que la vida le ha dado una nueva mano de cartas y la han sabido aprovechar para ser felices, pero de tranqui.

Al margen de sus historias que rozan el absurdo en muchos giros, los personajes protagonistas de Lorenzo son un cliché repetido pero no por ello se me hacen duros de masticar. Estos personajes tan característicos y como ya he dicho, junto con una prosa macarrilla bien manejada me gustan y generan mucha paz. No será este el último libro que lea de el.


Octubre 2024