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Aficiones y tiempo libre

El verano es siempre un buen momento para desarrollar nuestro ocio de forma más relajada. El buen tiempo y la mayor cantidad de tiempo libre si contamos con un periodo vacacional, ayudan a que pongamos en práctica esos hobbies que tenemos relegados en el la lista de tareas pendientes. El otro día hablaba de este tema con un amigo. Un amigo que apenas tiene aficiones y precisamente se lamentaba de ello. La falta de tiempo debido al trabajo y a logística familiar le hace difícil sacar tiempo libre para desarrollar esas cosas que alguna vez se le pasan por la cabeza.

Disfrutar del tiempo de ocio es un tema complicado que nos puede ocasionar no pocos problemas en la edad adulta. Siempre he tenido facilidad para encontrar aficiones para desarrollar en mi tiempo libre y no puedo evitar mirar con cierta pena a quien no posee ningún hobby al margen de su trabajo. Desde luego que hay quien no tiene la necesidad de realizar su yo más allá de la cotidianidad. Gente que ha encontrado una paz mental en un día a día sencillo. Yo siempre he necesitado pequeñas válvulas de escape en las que poder refugiarme cuando esa cotidianidad se hace densa y pesada. He tenido aficiones de muchos tipos, algunas que mantengo y otras que he ido abandonando. Era justo sobre este asunto en el que más profundizamos el otro día mi amigo y yo: en la necesidad de abandonar aficiones cuyo despliegue es complejo y en la frustración que puede generarte esto. Querer hacer algo por simple divertimento y no tener tiempo, dinero, o ambas, para poder emplearte a fondo en ello.

A medida que he ido madurando he ido aprendiendo a ser muy selectivo con estas aficiones. Hace años aprendí a separarlas en dos grandes grupos: sencillos y complejos. Un hobby sencillo es aquel que te requiere o bien poco tiempo de aprendizaje, sesiones de despliegue cortas o poco dinero para realizarlo. Para mi un ejemplo de hobby sencillo es la lectura. Leer es barato, es sencillo y además con un poco de práctica lo puedes hacer en sesiones cortas fácilmente encajables con una vida cotidiana estándar. Es un hobby que adquirí de adolescente y que por fortuna a día de hoy mantengo y práctico a diario. La meditación o correr son también aficiones de este grupo. No implican gasto de dinero apenas y pueden hacerse en periodos cortos de tiempo. Yo fui runner durante unos años pero al final lo terminé dejando por que no me terminó de enganchar. La bicicleta ha sido siempre mi deporte favorito y cuando llegó el momento de elegir lo tuve claro. Aún así, envidio a amiguetes que todavía conservo de aquella época, que simplemente dedicando 30 - 40 minutos de entreno pueden sacarse una sesión de series bien productiva.

Los hobbies complejos son justo lo contrario. Requieren un tiempo de aprendizaje, sesiones largas y puede que material caro. Un ejemplo puede ser la escalada en roca, un instrumento musical o aprender un idioma. Implicarte en una afición de este tipo debe ser algo que valores antes de empezar. Ser muy consciente del tiempo del que dispones del que dispondrás a medio plazo para dedicarla. Además, prepárate para gestionar la frustración que puede llegar a causarte abandonar dicha afición en el caso de que la vida, simplemente atropelle tus ratos libres.

Personalmente he ido depurando la mayoría de estas aficiones hasta quedarme con una de cada grupo: la lectura como afición sencilla y el ciclismo como afición compleja. Olvidarme de todo lo demás y centrarme en estos dos temas para emplear mis ratos libres. Es la mejor manera que he encontrado para evitar las frustraciones que me han atormentado en el pasado cuando veía como mis obligaciones llamaban a la puerta para interrumpirme constantemente. Si eres de lo que como yo nunca te faltan cosas por hacer o si eres de los que te cuesta encontrar aficiones espero que esta pequeña reflexión te haya ayudado algo a orientarte. Mientras tanto, no olvidemos eso de que aburrirse es el primer paso en el camino de la creatividad y el genio.


Agosto 2024