El fin del deseo
A la vuelta del verano terminé una lectura a la que llegué por casualidad y que como tantas otras veces, resultó ser un método infalible para encontrar buenos libros. Se trata de Retorno de las estrellas de Stanisław Lem. De Lem solo había leído Solaris y me encantó así que, tal y como lo cogí del estante de la librería decidí que me lo llevaba. El libro cuenta la historia de un piloto que vuelve de un viaje a una lejana galaxia y como, debido al efecto relativista del tiempo, en La Tierra han pasado muchos más años que en su nave espacial. Al volver a casa encuentra una sociedad que ha avanzado más de un siglo y medio sobre la que el dejó atrás. Encuentra costumbres y gente que no comprende ni entiende. Es un libro con varias capas y todas ellas invitan a profundas reflexiones. Pero hoy me quiero quedar con una en concreto: la perdida del deseo. En esa sociedad, la gente se ha comenzado a someter tras el nacimiento a una operación quirúrgica llamada «beritración». Esta intervención implica una reconfiguración cerebral y la perdida de toda agresividad y otros impulsos digamos primitivos. Tras una fuerte polémica social entre los partidarios y los detractores, la operación se fue poco a poco implantando de forma mayoritaria y en el momento en que el protagonista llega a La Tierra se encuentra a una sociedad totalmente pacificada. Una sociedad en la que no hay rastro de violencia de ningún tipo. La población ha perdido todo instinto por someter, por poseer, por luchar. Incluso los instintos sexuales parecen haberse vuelto blancos y tibios. Una sociedad completamente apática que el protagonista aborrece.
Mientras lo leía me vino a la cabeza un tema del que llevo meses oyendo hablar y no pude evitar trazar una línea entre ambos asuntos. El tema del que hablo es la atenuación artificial del apetito. De la necesidad de saciarnos ante una posible temporada de hambruna como hacían nuestros antepasados, producida por algunos de los principios activos usados para el tratamiento de la obesidad como la tirzepatida, quizá la principal rival de la famosa semaglutida u Ozempic. Esta medicación, entre otros efectos, ralentiza el vaciado gástrico y a nivel cerebral disminuye la sensación de apetito. Implantes cerebrales, nuevos medicamentos, ... Quizás estamos ante el comienzo de una etapa en la medicina en la que la manipulación del deseo esté mucho mas cerca de lo que pensamos. Entiendo aquí el deseo como ese pensamiento intuitivo que se nos aparece en la mente y antes de ser filtrado por la razón. Los transhumanistas, los biohackers y en general todos esos vendehumos agrupados entorno a la extensión de la longevidad de la vida humana por encima de sus límites actuales nos hablan de como podemos avanzar como especie hacia una zona desconocida. Pero ¿realmente queremos ir hasta allí? Cruzar ciertos límites nos haría transitar como especie hacia un lugar del que solo tenemos incertidumbres.
La sociedad pacífica y apática que relata Lem es una sociedad ideal, perfecta, productiva, creativa y sin embargo muerta. Una sociedad donde ese mono que bajó del árbol ha dejado atrás el último lastre que le impedía alcanzar la felicidad: una mente inacabada y todavía manchada de instintos, de impulsos incontrolables. Y al dejarla atrás ha perdido su identidad. Quizás nos estamos queriendo alejar demasiado pronto de ese mono y de lo que creemos que son sus defectos y lo que estamos dejando atrás realmente sea nuestra verdadera naturaleza.
Diciembre 2025