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Una reflexión sobre los libros de texto

Hace unos días se hizo viral el repetitivo debate sobre los libros de texto en los colegios. El asunto saltó como suele saltar todos los años de forma periódica. Alguien publica en redes sociales un fragmento o imagen totalmente descontextualizada sobre un libro. El tema del fragmento da un poco igual: feminismo, la reconquista, el catalán, la distribución de la riqueza, etc. Cualquier cosa vale para opinar sobre educación y sacar a relucir nostalgia de otros tiempos más casposos y "egeberos", en los que todos aprendíamos más que nuestros hijos ahora y éramos, como no, mucho más listos. No hay más que ver donde hemos llegado, claro.

De cualquier forma hoy no vengo a hablar sobre esto. Me gustaría reflexionar sobre el fenómeno cada vez más extendido de "no usar libros de texto" como marca de calidad docente. Cada vez más durante los últimos años observo atónito como profesores incluyen esta marca como seña de calidad de sus innovadoras pedagogías. Mi asombro llega a más cuando veo que los padres de mi entorno compran la moto y te lo hacen ver entre la superioridad y la condescendencia.

No usar libros de texto como apoyo para tus clases es una opción totalmente lícita e incluso recomendable. La alternativa es generar tu la totalidad del material docente totalmente ajustado a tus necesidad y a las de tus alumnos. Es el equivalente a la dieta 100% mediterránea. Síguela todos los días de tu vida y tu cardiólogo dará saltos de alegría. Ahora bien, cuando la realidad de tu trabajo se imponga, cuando las tareas ajenas al aula te sobrepasen, cuando tu vida no pueda quedar más relegada ya y necesites tiempo para dormir, comer o echar un ojo a tus propios hijos, entonces será cuando tengas que empezar a tirar de material prefabricado por otros. Ese día es cuando tu pedagogía tan innovadora se empieza a desmoronar y ha pasado de "no usar libros de texto" a repartir fotocopias cutres. El libro de texto no es la verdad absoluta. Como docente puedes y debes adaptar sus contenidos a tus necesidades y a tu ritmo. Pero el material del que las editoriales suelen dotarte te puede ayudar a centrarte en otros aspectos de la clase mucho más importantes que la mera preparación de materiales: diagramas, vídeos, esquemas, infografías, etc. Puede ayudar a que mejores lo realmente importante de tus clases desarrollar esos contenidos para tus alumnos.

No quiero que esto se lea como un alegato o defensa del poder editorial. Ni mucho menos estoy de acuerdo con las políticas de subvenciones masivas (plan ACCEDE y similares) que hacen que a las editoriales les llueva dinero público curso tras curso. Pero, aislando el factor puramente empresarial, que un profesor te defienda que no usar libros de texto hace que sus clases mejoren debería hacerte, cuanto menos sospechar.

Ahora te cuento el giro final para que me termines de juzgar negativamente y te digo que yo hace años que no uso libros de texto ¿entonces? No los uso simplemente porque, tras buscar y buscar editoriales con materiales mínimamente aceptables para el nivel que imparto (Formación Profesional) solo encuentro auténtica basura. Llevo años preparando de cero materiales y apuntes y se perfectamente el trabajo que esto me reporta para al final, llegar a tener un producto del que ni siquiera estás orgulloso del todo. Me encantaría tener material disponible, no ya perfecto y adaptado a mis necesidades, sino simplemente construido con una dosis mínima de calidad: imágenes en color decentes, contenidos mínimamente actualizados, desarrollos que no sean refritos de otros libros, etc. El día que vea algo así, os aseguro que me lanzo a ello.

Generar material docente y compartirlo con otros de forma realmente colaborativa podría ser una gran solución pero mientras esa idea llega y cala entre el colectivo, que nadie me venda la moto de que, el libro de texto es algo malo.


Octubre 2023