panic_error!

Eso no es un podcast

No descubro nada cuando digo que el fenómeno podcast es toda una realidad. Por donde mires puedes encontrar un podcast sobre un tema concreto, por muy de nicho que sea. Y es raro que no encuentres a nadie a tu alrededor que no se confiese entre aficionado y auténtico loco por los podcast. Este fenómeno ofrece varias aristas para polemizar un buen rato: como la afición de muchos de acumular descargas sin tiempo para poder escuchar ni la entradilla o la manía de otros por escuchar estos podcast al doble o más de velocidad. Un reflejo más de estos tiempos en los que también parece que vivimos a 2x. En este artículo quiero reflexionar sobre otra arista diferente.

Comencé a escuchar podcasts con mayor o menor frecuencia hace ahora diez años. Lo recuerdo bien por que coincidió con un cambio importante en mi vida personal que me redujo bruscamente mi tiempo de lectura y encontré esta plataforma ideal para consumir contenidos que antes consumía leyendo. En esa época conocí este formato y lo entendí como un archivo de audio publicado en un enlace público y que podía ser enlazado a través de un feed también accesible para todos. Este mecanismo te permitía descargar y escuchar estos archivos con múltiples aplicaciones.

Hoy, reviso el universo podcast y veo algo muy diferente. Estas cápsulas de audio son publicadas dentro de plataformas de pago que ofrecen diferentes planes de acceso freemium y donde el archivo feed ha pasado directamente a la historia. Muchos autores todavía mantienen las buenas costumbres y permiten acceder a sus contenidos de forma tradicional pero son, para mi pesar, cada vez menos.

La razón de que se esté optando por la publicación de estos contenidos de audio en estas islas cerradas es esta odiosa costumbre de la monetización por todo. El podcast ha pasado de ser un contenido generado de forma amateur por un autor interesado en dar a conocer sus opciones sobre ciertos temas, a la forma de vida de muchos de estos autores. Y de base, no me opongo a que este movimiento se profesionalice. Pero esta corriente ha impulsado a una legión de creadores que buscan esta fuente fácil de ingreso generando contenido cerrado bajo el candado de estas plataformas.

Una vez más, como ya he comentado otras veces, esta furiosa marcha hacia adelante por la que la gente considera que cualquier mierda que se le ocurre debe ser considerada una genialidad y todos hemos de pagar por disfrutarla no nos lleva más que a una devaluación total de los contenidos debido a que, se ha sustituido el ingrediente de pasión que conlleva cualquier hobby o afición por la mercantilización del contenido por si mismo.

Tu llámalo como quieras, pero eso que tienes delante, no es un podcast.


Octubre 2022